Con su operación aérea Midnight Hammer contra Irán, el presidente Donald Trump no sólo ha acercado al planeta a un conflicto regional mayor en Próximo Oriente, si no que también ha incumplido sus promesas electorales y su estilo de gobernanza: el America First. Y todo, por la presión de Israel.
El primer ministro hebreo, Benjamin Netanyahu, conocido como Bibi, presiona desde hace años para una mayor intervención militar norteamericana frente a su gran enemigo: el régimen de Teherán. La madrugada del domingo, Estados Unidos se vio arrastrado por Israel a bombardear tres bases nucleares iraníes, aunque su plan inicial era atacar únicamente Fordó, la instalación subterránea que sólo sus misiles pueden alcanzar.
Además de regatearle dos bases más de las previstas, Netanyahu consiguió que Trump renunciara a su promesa de no inmiscuirse en más guerras, un argumento que han usado para no ayudar a Ucrania frente a Rusia. El vicepresidente JD Vance, veterano de la guerra de Irak y defensor de esta idea, justificó a su jefe diciendo que Estados Unidos «no está en guerra con Irán, si no con su programa nuclear».
Una caricatura del digital israelí Mondoweiss ilustraba perfectamente todo este escenario, ya en 2017: Bibi conduce hacia Irán un tanque dibujado con el rostro de Trump.

Caricatura de Benjamin Netanyahu y Donald Trump, publicada en 2017