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De ser adicto a ser terapeuta: «Cada día de mi vida pensaba que iba a morir»

Es el poder de la rehabilitación. Tras una vida marcada por la adicción a las drogas, Marc Marín se dedica actualmente a ayudar a personas que sufren lo que él un día vivió. Trabaja en Tarragona y cuenta su historia al ‘Diari’

02 mayo 2025 18:20 | Actualizado a 03 mayo 2025 07:00
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Probó el cannabis con doce años. Era su primera experiencia con las drogas. Pronto se sumarían más, como el alcohol, otra que vive en una espiral de normalización. A los dieciséis entraron las de diseño y a los diecisiete lo hizo la cocaína: «Lo normalizas porque tienes una falsa sensación de control hasta que llega un día que miras atrás y dices ‘ostras, llevo veinte años consumiendo’».

La historia de Marc Marín es tan cruda como real. Admite que por su vida pasaron parejas, amigos... mucha gente, pero lo que no salió nunca hasta que empezó tratamiento es la droga. Ahora, con una mochila cargada de experiencias, se dedica a intentar que otros no caigan y a ayudar a los que lo hacen: es terapeuta en el Centre Benavet de Tarragona, que trata todo tipo de adicciones.

«Tienes una falsa sensación de control hasta que llega un día que miras atrás y dices ‘ostras, llevo veinte años consumiendo’»

Afirma que, durante su vida, normalizó la situación hasta el punto de que su existencia girara en torno al consumo: «No eres consciente, te autoengañas y creas un personaje con el que sostienes estos hábitos hasta que todo cae. Es lo que yo llamo la rotura del silencio clínico, o sea, la pérdida de control total». «Yo lo rompí con la cocaína, empecé a consumir a diario y a vivir en un infierno, generando mucho sufrimiento a mi alrededor», explica.

Todo mientras su vida era aparentemente normal: con pareja, trabajaba en la televisión e incluso destacaba: «He vivido en Australia, en América, en Arabia Saudita... Y me iba sosteniendo, aunque siempre, y sin darme cuenta, con la muleta de la droga». «Pero llega un momento en el que la situación te come y entras en una espiral de consumo que te pierde».

«No eres consciente, te autoengañas y creas un personaje con el que sostienes estos hábitos hasta que todo cae»

Una situación que se veía potenciada por las compañías: «En tu entorno hay gente que consume porque ya te encargas tú de que así sea». «Estás rodeado de personas que se drogan para así no mirar hacia ti», mantiene. Desenfocarse a uno mismo para enfocar a los demás «y responsabilizar a la vida de tus desgracias: es que mis padres no me dieron esto, es que me sobreprotegieron, es que... No somos capaces de conectar con nuestras miserias».

Es algo que va asociado a la personalidad, que, juntamente con la predisposición genética y con el factor psicosocial (el lugar y la familia en la que hayas nacido) forman tres de las patas de esta enfermedad multifactorial que es la adicción. Marín lo ejemplifica diciendo que «es mucho más fácil caer en España que en Arabia Saudita, sencillamente porque allí no se puede consumir».

«En tu entorno hay gente que consume porque ya te encargas tú de que así sea»

El orden de los factores

Deja claro que «el adicto no es adicto porque se haya drogado mucho, sino que se ha drogado mucho porque es adicto». Lo dice debido a que la raíz «es un problema biológico que provoca la desconexión emocional». «Cuando consume, el adicto se convierte en un tirano, y eso hace mucho daño, incluso a la propia persona. Un daño que no eres capaz de sostener, ¿y qué haces? Huir de ello drogándote más».

Él empezó la recuperación con 36 años. De la negación, fue pasando por diversas fases: primero empezó a pensar que igual tenía un problema, y terminó admitiéndolo.

«Lo perdí todo y cada día de mi vida pensaba que me moriría»

«Generé una realidad paralela en la que responsabilizaba a todo el mundo menos a mí, pero acabé en un centro porque era o eso o morirme; lo perdí todo y cada día de mi vida pensaba que me moriría», asume. «Lamentablemente, hasta que no tocas fondo, no tienes margen de reacción, ya que, a través del autoengaño, buscas una salida para seguir drogándote».

Ser terapeuta

Su tratamiento duró cinco años, después de 24 de consumo. Recuperó su trabajo como freelance haciendo de cámara en Arabia Saudita: «Pero me di cuenta de que no era feliz». «Valoré otras cosas, renuncié y volví para hacer un voluntariado en la fundación AEC GRIS con Albert Sánchez a la cabeza. Allí me ofrecieron trabajo y empezó mi trayectoria profesional», narra.

«Lamentablemente, hasta que no tocas fondo, no tienes margen de reacción»

Durante esa trayectoria, ha trabajado en centros de referencia como Fòrum Terapèutic en Barcelona y en el Centre Benavet de Tarragona: «Quiero dar las gracias a Fran y a Iván», remarca. También ha continuado formándose: «No estoy aquí por lo que soy, sino por lo que sé», enfatiza.

Antes de explicar el principal consejo que daría hoy, avanza que «si es una persona adicta, no me hará caso porque está condenada a sufrir mucho». «A una persona que aún no ha comenzado a drogarse, le diría que no lo hiciera porque se destrozará la vida y vivirá en una atmósfera de insatisfacción de la que solo podrá huir drogándose». «Y, a una persona que ya se haya drogado, la aconsejaría que pidiera ayuda», apunta.

«Da igual que lleves años recuperado, si te olvidas de que eres adicto, estás condenado a la recaída»

Porque la adicción es una enfermedad sistémica que afecta a esferas como la familiar, la laboral o la económica. «Curarte no depende de un fármaco, se necesita terapia y darle la vuelta a tu vida, ya que no hay gurús que te vayan a sacar de ahí».

Marín lo explica puntualizando que «la adicción es una enfermedad crónica»: «Da igual que lleves años recuperado, si te olvidas de que eres adicto y empiezas a traspasar los límites que tú te has puesto, estás condenado a la recaída».

«Doy las gracias mi familia y a todas y cada una de las personas que me han ayudado a ser quien soy hoy en día»

Por eso, recomienda «no olvidar que eres adicto, sino integrarlo en tu conciencia». «Si te olvidas, has begut oli», sentencia. Y, por encima de todo, Marín no quiere olvidarse de dar las gracias: «A mi familia y a todas y cada una de las personas que me han ayudado a ser quien soy hoy en día».

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