Noemí Llauradó será la encargada de liderar el Pla Remontada de ERC en el Camp de Tarragona. Con el objetivo puesto en las elecciones municipales del 2027, la presidenta de la Diputació fue designada ayer como nueva máxima responsable del partido en las comarcas tarraconenses, relevando en el cargo a Ester Alberich.
Todavía con el duro proceso congresual presente, Llauradó recibió el espaldarazo de Oriol Junqueras con «mucha responsabilidad», enfatizando la «lucha contra el fascismo» y el trabajo para «lograr la emancipación social y nacional del país».
Llauradó mantuvo un papel neutro durante el último proceso interno, sin posicionarse ni por Junqueras ni por Xavier Godàs ni por Helena Solà. Esta circunstancia le ha situado como una figura de consenso para «recoser» el partido. «Soy una jugadora de equipo, juego donde me dice el entrenador», afirma Llauradó.
Maria Roig: Ciutadania i Cultura
La primera teniente de alcalde del Ayuntamiento de Reus –con un pacto con el PSC de la alcaldesa Sandra Guaita– asume el reto en una formación que, desde 2019, está en caída libre en la demarcación, tras haber perdido alcaldías de peso como Tarragona, Torredembarra o Cambrils y de pasar de cinco a tres diputados en el Parlament.
El cargo institucional de mayor rango de ERC en la demarcación apuesta por rodearse ahora de un renovado equipo que apuesta por el «diálogo, la complicidad y la confianza».
En su núcleo duro estarán el exalcalde de Torredembarra Eduard Rovira como secretario general y la reusense Virgínia Martínez (adjunta a la secretaria general). También tendrá un papel relevante el tarraconense Jean Marc Segarra (secretario de organización), o el alcalde de Falset, Carles Brull, como secretario de Política Municipal. La tarraconense Maria Roig llevará Ciutadania i Cultura. También están en la dirección Helena Querol, Neus Saltó, Xavier Lázaro, Magda Jové, Enric Roberto, Eva Ferran, Joan Galera, Natàlia Moncunill y Eli Llombart.
A dos años para las municipales, Llauradó toma el mando con el reto de frenar la sangría, dejar la travesía por el desierto y lograr que ERC vuelva a sonreír. ¿Misión imposible?