Cuatro de cada diez aspirantes a maestro suspende la prueba de aptitud

En Tarragona, 713 personas presentaron el examen para acceder a estudiar magisterio

30 abril 2025 20:06 | Actualizado a 30 abril 2025 22:57
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Paula recuerda la emoción que sintió ayer cuando, por fin, vio la palabra ‘apta’ que le permitirá, ahora sí, poder estudiar para ser maestra de educación infantil. «Estaba comprando y me puse a chillar», relata.
Paula ya se había enfrentado sin éxito el año pasado a la Prova d’Aptitud Personal (PAP), que deben superar todos los alumnos que aspiran a entrar a un grado de educación infantil o primaria. En su caso comenzó pedagogía y durante este año se ha dedicado a preparar sobre todo la parte de matemáticas de la PAP con profesores particulares. «Me costó, pero pensé que si era lo que quería tenía que ir a por ello», dice.
Paula se encuentra dentro del 58% de alumnos que presentaron la prueba el 5 de abril y la aprobaron. La cifra de aptos es similar a la del año pasado, cuando hubo un 57%. Esto quiere decir que cuatro de cada diez estudiantes que la presentan no la superan.
En lo que se refiere a los estudios de procedencia, el 61,69% de los alumnos de bachillerato superó la prueba frente al 35,59% de los de Ciclos Formativos de Grado Superior.
En el conjunto de Catalunya presentaron el examen 4.739 alumnos, 713 de ellos de la demarcación de Tarragona. Los estudiantes que no la han superado en la convocatoria ordinaria podrán volver a probar suerte en la extraordinaria de julio, pero en ese caso deberán esperar a la preinscripción de septiembre.
La prueba consta de dos exámenes: uno de competencia comunicativa y razonamiento crítico y otra de competencia lógico-matemática. A diferencia de las PAU, aquí los alumnos no obtienen una nota sino la calificación de ‘apto’ o ‘no apto’.

Resultado «esperable»
Josep Maria Cornadó, coordinador de la PAP del Consell Interuniversitari de Catalunya y profesor en la Facultat d’Educació i Psicologia de la URV, explica que los resultados son parecidos a los que se han registrado en los últimos cinco años (la prueba lleva nueve) en que el número de aptos ha oscilado entre el 55 y el 65%. «Es un resultado esperado y estable», opina.
Dice Cornadó que, a diferencia de los que sucede con las PAU, donde aprueba la mayoría (97%), en las PAP, como en otros tipos de pruebas de aptitud, no se suelen obtener porcentajes tan altos. Coincide, además, que el número de estudiantes aptos concuerda bastante con el número de plazas para estos estudios que ofrecen las universidades.
Cornadó está desde el principio al frente del equipo que elabora las pruebas. Cuenta que hay dos coordinadoras para cada una de las dos partes del examen, que cuentan con una decena de profesores universitarios de diferentes disciplinas y en el cual hay miembros de todas las universidades catalanas. Algunos, además, son profesores de instituto.
Apunta que los exámenes son competenciales, por lo que no hay un temario de estudio, aunque los estudiantes sí pueden revisar los modelos de años anteriores. En este sentido, considera que aquí podría radicar una de las dificultades que encuentran los alumnos, más acostumbrados a estudiar preguntas con sus respuestas que a razonar y decidir entre diferentes opciones. «Esto al adolescente le cuesta mucho», dice.
Señala que les gustaría medir más aptitudes que también son necesarias para ser maestro, pero es un proceso complejo teniendo en cuenta la cantidad de alumnos que se presenta. «El sistema tiene que ser justo, equitativo y riguroso, para que todo el mundo tenga oportunidades». Asegura, eso sí, que la prueba está cumpliendo su cometido, que es ‘filtrar’ a los aspirantes más competentes. «Los decanos de las facultades de educación nos dicen que el perfil de los alumnos ha mejorado mucho desde que se aplica la prueba».
En Catalunya, todas las universidades públicas exigen haber aprobado las PAP para poder acceder a los estudios de educación, mientras que las privadas piden haberla superado para matricularse en asignaturas de segundo año, con lo que los estudiantes tienen un margen de un año más.
Cornadó vaticina que este tipo de examen se terminará extendiendo a todo el Estado. De momento, Madrid y Asturias son las comunidades que están más cerca de implementarlo.

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