La previa
Fins al final!
El Nàstic visita este domingo al Sanse en la vuelta de la final del play-off de ascenso a Segunda. Los granas deben ganar por tres goles en Zubieta para firmar la machada y remontar el 1-3 de la ida

Migue Leal y Pablo Fernández celebran un gol en el Nou Estadi.
Escribo estas líneas desde la soledad, porque cuando uno desnuda el alma no quiere miradas revoloteando sobre su figura. Redactar esta previa del Sanse-Nàstic, en la vuelta de la final del play-off de ascenso a Segunda División, es un ejercicio de fe. La cabeza dice una cosa, el corazón otra. ¿Qué merece el lector? ¿Ofrecerle datos y precedentes que invitan al abismo o mostrarle pensamientos arropados en sentimientos que le animen a soñar con que el ascenso es posible?
He decidido mostrarles el doble filo de la navaja. Una parte de esta previa les inundará de dudas; la otra, les sumergirá en un estado de firme optimismo. Luego, al igual que he hecho yo, quédense con la parte que más les convenza. Pero, sobre todo, recuerden que un partido de fútbol es una historia de noventa minutos —y a veces hasta de 120, como puede ocurrir en Zubieta— en la que todo puede pasar y, a diferencia de las películas, el final nunca está escrito.
La sombra de la duda
El Nàstic de Tarragona necesita obrar un milagro para conseguir el billete a Segunda División. Así lo decidió una ida en el Nou Estadi Costa Daurada en la que el Sanse impuso su ley a base de madurez y pegada. Se repitió durante los días previos que era un equipo repleto de jóvenes talentos. En su DNI no hay demasiados años, pero en su fútbol hay muchos quilates. Así lo demostraron en un infierno grana que congelaron con la pelota en los pies.
El 1-3 fue un resultado firme para un equipo que supo resistir las embestidas tarraconenses y castigó con dureza los errores infantiles en defensa. Dos de los tres goles no fueron fruto del mérito donostiarra, sino de las lagunas defensivas que han atormentado al Nàstic a lo largo de la temporada.
El equipo de Luis César tiene claras las cuentas: el billete a Segunda pasa por ganarle al Sanse por tres goles de diferencia. Da igual si es un 0-3, un 1-4, un 2-5... ¿Es posible? Si se atiende a las estadísticas, derrotar al filial donostiarra por tres goles resulta muy complicado. Basta con observar los datos: el Sanse no ha perdido ningún partido esta temporada por más de un gol de diferencia y no ha encajado tres goles en ninguno de los 41 encuentros disputados. Es un equipo con talento ofensivo, pero que también ha demostrado una solidez defensiva incuestionable. Un conjunto que defiende con orden, rigor e intensidad.
Además, si el Nàstic llegaba al play-off como el mejor local de la categoría, el Sanse tampoco ha sido un equipo débil en casa. Los granas sumaron 41 puntos en 19 partidos en el Nou Estadi durante la liga regular; los donostiarras, 39 en 19, solo dos menos.
La luz de la fe
Con los precedentes y los datos sobre la mesa, resulta complicado creer. Pero cuando uno piensa en la ilusión y el orgullo de un club como el Nàstic, las fuerzas vuelven. A este equipo ya se le ha dado por muerto. Lo hizo un rival que celebró prácticamente el ascenso en el Nou Estadi. Con el 1-3 acabó el partido y, siendo sinceros, tanto ellos como muchos aficionados tarraconenses vieron la eliminatoria finiquitada.
Por eso muchos de los potrillos del Sanse celebraron a lo grande un triunfo tan merecido como importante. Eso sí, durante esa euforia no pensaron que todavía queda una vuelta en la que un simple gol grana devuelve todo al alambre.
En el fútbol, una ventaja de dos goles resulta tan vistosa como engañosa. Si el equipo que la tiene encaja uno, tiembla. Porque sabe que el segundo puede llegar en cualquier momento. Eso ha pasado cientos de veces. Y seguirá pasando. No lo duden.
Si algo necesita el Nàstic en Zubieta son goles, y si algo le ha sobrado esta temporada es precisamente eso. No ha habido equipo con un arsenal ofensivo tan potente. Lo dicen los números y lo confirman las sensaciones. ¿Qué equipos tienen a Pablo Fernández, Antoñín Cortés, Víctor Narro, David Concha, Jaume Jardí… en el mismo plantel? Solo el Nàstic. ¿Qué equipos han marcado 59 goles en 38 partidos de liga regular? Solo el Nàstic y la Ponferradina, que cayó en la otra final del ascenso ante el Andorra este sábado.
El Nàstic vuelve a estar a las puertas de Segunda División. Justo un año después. Como aquel 22 de junio de 2024, ante el Málaga. El cielo está cerca, pero el infierno también. Ahora, los granas quieren cambiar la historia y evitar un dèja vu que sería tan cruel como doloroso. Porque el Nàstic aún no ha dicho su última palabra. Y porque si hay algo que no admite el fútbol, es que alguien escriba el final antes de jugar el partido.
Hoy el Nàstic tiene una cita con la gloria. Con la fe. Con esos aficionados y esos jugadores que siempre creen, incluso cuando la vida y el fútbol se empeñan en decirles que no es posible. El cielo está cerca. Y la mejor manera de alcanzarlo es venciendo a los miedos y a los traumas del pasado.
Sueña, cree y lucha, Nàstic. Fins al final.