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El Nàstic de Tarragona desperdicia una oportunidad para atar el play-off

Los granas se dejan empatar un 2-0 en una muy mala segunda mitad que acabó con un gol de Jerry en el 92’

10 mayo 2025 19:59 | Actualizado a 10 mayo 2025 23:40
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El Nàstic de Tarragona desperdició una oportunidad maravillosa para obtener el billete al play-off. Los granas se dejaron dos puntos vitales ante el Lugo, que les empató un 2-0 en una mala segunda mitad en la que los tarraconenses jugaron a la ruleta rusa sin necesidad de ello. El gol de Jerry en la agonía dejó a los de Dani Vidal totalmente congelados. El Bilbao Athletic cayó ante Unionistas y ahora el Celta Fortuna, que visita Amorebieta y se puede poner a dos puntos, es el nuevo rival por la última plaza de la promoción, esa a la que el conjunto grana parece estar condenado a pelear.

Pocos minutos bastaron para contemplar el guion del partido. No hubo sorpresas. El Nàstic iba a tener un muro delante. El Lugo había salido a lo que había salido. Entendió desde el primer momento que cuantas menos cosas pasaran, mejor. Ahora mismo el cuadro gallego es un equipo con la moral por los suelos que no pretendía jugarle de tú a tú a un equipo que coleccionaba hasta cinco victorias consecutivas en casa.

El conjunto grana volvió a completar una buena salida, pero le faltó esa finura en los metros finales que ha tenido últimamente. Los de Dani Vidal mandaban con la pelota, la circulaban con celeridad, pero estaban fallando en el último tercio, al igual que la semana pasada ante el Andorra. La buena noticia es que enfrente había un rival que tenía el pulso muy bajo, caminaba muerto en vida, dando señales de estar languideciendo.

La resistencia del Lugo llegó a su fin cuando la media hora ya amenazaba. No le había dado tiempo al Nàstic a ponerse nervioso, pero cuanto antes marcara, mejor. Ander Gorostidi recogió la pelota en la sala de máquinas y decidió mirar la hora. En plena calma, el centrocampista vasco vislumbró la amenaza a la espalda de Antoñín Cortés. El delantero malagueño es un dibujante de espacios como pocos y su movimiento volvió a romper otra defensa. Gorostidi le filtró el balón en el momento justo y el malagueño controló de tal manera que se quedó solo ante Marcos. En el momento de la definición, Antoñín no dudó y esperó el tiempo necesario para cruzar con potencia. Su disparo entró raso y potente al segundo palo, poniendo al Nàstic por delante y consiguiendo su décimo tanto de la temporada. Entre él y Pablo han marcado 21 dianas, se dice pronto.

El gol no varió la hoja de ruta de un conjunto grana que ha comprendido que en casa no puede especular. Su ambición siempre le ha dado premio en las últimas semanas y ante el Lugo no fue la excepción. El segundo gol llevó la firma de dos de los carrileros más ofensivos de toda la categoría. Migue Leal es un lateral al que le enamora dar profundidad, mientras que Joan Oriol, aunque ya no llega a la cal como antes, ahora marca diferencias con el balón en los pies.

Ambos laterales fabricaron el segundo tanto en el minuto 41. Migue Leal metió un centro al área con el Lugo totalmente aculado y Joan Oriol apareció en una zona del área en la que nadie le esperaba. Llegó por sorpresa, con toda la convicción del mundo, y conectó un cabezazo en el que el corazón estuvo por delante de la física. Su remate fue directo al palo largo. Entró tan ajustado que la estirada de Marcos fue inútil. El Nàstic golpeaba otra vez. Un 2-0 más que merecido porque otra vez estaba siendo tremendamente superior a su rival.

Los granas pudieron irse incluso con el partido resuelto antes del descanso. Fue en una transición en la que solo Marcos evitó el tercero. Roberto Torres lanzó al equipo y encontró a Migue Leal en pleno vuelo. El lateral de Castellón, que es una máquina de repartir esfuerzos y generar peligro, condujo la contra y decidió ser egoísta, aunque no eligió mal. En lugar de centrar, recortó y se fabricó el espacio para el disparo. Su chut, con la izquierda, salió despedido a la escuadra, pero esta vez el arquero del Lugo decidió mantener con vida a su equipo.

Dicen que el 2-0 es el resultado más peligroso de defender. Se corre el riesgo de encajar y ver cómo la inercia del partido te come. Por eso lo importante era no encajar, y el Nàstic estuvo a punto de hacerlo a las primeras de cambio. Jerry conectó un remate en plancha en boca de gol, pero para fortuna grana no encontró portería.

La segunda mitad transcurrió en sus primeros minutos en un terreno alocado que le interesaba mucho más al Lugo que al Nàstic. Los granas, que querían el tercero, estaban asumiendo demasiados riesgos y ofreciéndole al rival opciones para hacer el 2-1. De hecho, el cuadro gallego lo tuvo en un remate cruzado en el que Dani Rebollo volvió a firmar una de esas paradas que siempre hay que reivindicar.

Lo que peor podía pasar, pasó. El Lugo, que ya llevaba varias amenazas, encontró el premio. Lizancos conectó un cabezazo en el segundo palo tras un centro medido de Jerry que entró por la escuadra. Ahora sí el partido tomaba otro rumbo. Porque los gallegos habían encontrado un resquicio para la esperanza ante un Nàstic al que se le intuía el miedo a fallar en la mirada.

El Nàstic tuvo la sentencia en un arte que este año sí ha podido disfrutar: el penalti. Lo provocó Antoñín Cortés tras una mano tonta del Lugo. Aquello era oxígeno puro. Joan Oriol, Roberto Torres y el propio malagueño reclamaron tirarlo, pero finalmente fue el ‘9’ el que lo lanzó. Lo tiró a la derecha, a media altura, y Marcos le leyó perfectamente el lado. El portero del Lugo repelió el tiro y sumergió de nuevo el partido en la tensión máxima.

Con el 2-1 y la agonía presente, los fantasmas aparecieron. El Nàstic no está hecho para esa suerte, o así al menos se lo quiere dejar claro el destino. De nuevo, en una de las últimas acciones llegó el empate. En una jugada en la que el Lugo fue con todo, Jerry encontró una bola suelta y soltó un misil que entró directo a la portería de Rebollo, desatando la euforia en los gallegos.

Tras cinco victorias seguidas en casa, el Nàstic puso fin a la maravillosa racha con un duro empate. Por lo menos, perdió el Bilbao Athletic. Es el único consuelo que queda.

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