Una final que pudo ser un sueño cumplido acabó en una pesadilla. El Betis de Marc Bartra tocó la gloria con los dedos durante una primera parte para enmarcar, con dominio, gol y una afición entregada tanto en Breslavia como en el Villamarín. Pero la segunda mitad fue un suplicio. El Chelsea borró de un plumazo el sueño verdiblanco con una avalancha de goles (1-4) que dejó helado al beticismo y muy tocado al defensa de Sant Jaume dels Domenys: «Nos duele por todos los béticos, nuestras familias... Es un deporte, la final era todo o nada. No ha podido ser».
«Estamos muy jodidos», reconocía Bartra con la voz entrecortada, consciente de que el mazazo no solo es futbolístico, sino emocional. Y añadía: «Parece que ahora no vale de nada la temporada, pero lo valoraremos más según pase el tiempo». Porque el camino hasta la final había sido también una gesta, pero el marcador final no perdona.
El Betis ofreció durante 45 minutos una de sus mejores versiones europeas. Ez Abde fue un ciclón por la izquierda, autor del gol y generador de peligro constante. Isco dominaba cada metro cuadrado del campo como un director de orquesta desde Arroyo de la Miel, y la grada sevillana, iluminada por las linternas de los móviles, rugía al ritmo del juego del equipo de Manuel Pellegrini. Se recordó a Miki Roqué en el minuto 26. Era una fiesta, un ritual, una esperanza encendida.
Del cielo al infierno
El segundo tiempo fue otra historia. La salida de Abde por lesión rompió el equilibrio y dejó sin amenaza a un Betis al que cada vez se le hacia más complicado resistir las embestidas del gigante inglés. Enzo empató pronto, y después cayeron los goles de Jackson, Sancho y Caicedo. El Chelsea se adueñó del balón, del tiempo y del marcador. Y el Betis, impotente, solo pudo resistir como pudo. El jarro de agua fría fue brutal. La derrota, cruel.
Marc Bartra, que no pudo festejar en su segunda conquista como bético, cerró la noche con un mensaje de amor al club: «Es un orgullo verles así, a pesar de la derrota. Amo este club por cómo están siempre. Cómo nos animan. Eso dice mucho». Una final para el recuerdo... y para el dolor. Marc Bartra se quedó a las puertas de la gloria europea.