Cuando el Real Murcia marcó en el último minuto frente al Algeciras, se citó con el Nàstic de Tarragona en las semifinales del play-off. Aquel agónico gol lo cambió todo y dibujó una eliminatoria entre dos históricos con ansias de volver al fútbol profesional. Hay muchos motivos para respetar a un rival que tiene argumentos suficientes para soñar con el ascenso.
Lo primero que hay que dejar claro es que el Real Murcia es un equipo destinado a acabar en el fútbol profesional, porque su masa social y su poderío deportivo no se discuten. Es un club que ha estado 18 temporadas en Primera División y 54 cursos en Segunda División. Ahora quiere escapar de un bronce en el que aterrizó en la temporada 2013-2014 y no por deméritos deportivos.
El Real Murcia descendió administrativamente a Segunda División B en agosto de 2014 debido a su incapacidad para cumplir con los requisitos económicos establecidos por la Liga de Fútbol Profesional (LFP). La LFP había implementado un sistema de control financiero que exigía que la deuda de los clubes no superara 4,5 veces sus ingresos previstos. El Real Murcia presentaba una ratio de 5,8, con una deuda de 35 millones de euros frente a 6 millones de ingresos proyectados, y eso firmó su fin.
Fue tremendamente doloroso aquel descenso, ya que ese Murcia dirigido por Velázquez había terminado la temporada en cuarta posición y logró disputar el play-off de ascenso a Primera División. No lo sabía, pero aquella derrota en las semifinales ante el Córdoba liquidó su futuro a corto plazo.
De aquello ya ha pasado más de una década y ahora está más cerca que nunca de recuperar su sitio en el fútbol profesional. El Murcia disputará por primera vez la promoción de ascenso a Segunda División tras aterrizar en la Primera RFEF en la temporada 2021-2022. Un curso vital para su resurgir, ya que en él consiguió abandonar ese infierno llamado Segunda RFEF. Dos años después, el play-off les espera.
Fran Fernández es el entrenador que ha llevado al Murcia a las puertas de la gloria. El técnico almeriense, con una dilatada trayectoria en Segunda División, llegó este pasado verano al Enrique Roca con el objetivo claro del ascenso en sus planes. Le avalaba haberlo conseguido solo hace dos temporadas con el Alcorcón.
A un técnico respetado se unió el diseño de una plantilla con elementos diferenciales para la Primera RFEF. Son muchos los jugadores del Real Murcia que cuentan con una trayectoria destacada en categorías superiores. Lógicamente, al decir esto, el nombre de Pedro León sale a la palestra. El capitán quiere ser profeta en su tierra, a la que llegó hace tres temporadas, ofreciendo siempre un rendimiento superior. Eso sí, este año ha perdido peso en el once inicial, aunque en los partidos de la verdad nadie duda que su influencia puede ser determinante.
No obstante, tener en el radar solo a Pedro León sería un grave error. La plantilla del Murcia va mucho más allá. Gazzaniga, David Vicente, Saveljich, Juan Carlos, Loren Burón y Flakus son algunos de los jugadores que conforman la columna vertebral de Fran Fernández.
El rival del Nàstic es un equipo que tiene claras sus fortalezas. Un equipo competitivo, con un entrenador al que le gustan los partidos controlados y, sobre todo, el juego efectivo. Los datos reflejan una realidad: el Murcia es un conjunto con una defensa brutal. Solo ha encajado 31 goles en 38 jornadas y se ha convertido en el equipo menos goleado de la categoría. En otras palabras, es un equipo antitético a un Nàstic de Tarragona que ha terminado el curso como el equipo con más goles a favor, junto a la Ponferradina, con 59 dianas.
Además, basta observar los datos del equipo de Fran Fernández para comprender que juega mucho mejor como visitante que en casa. De hecho, es el mejor foráneo de Primera RFEF, habiendo sumado 34 puntos en 19 jornadas, frente a los 30 puntos en 19 jornadas que ha sumado en casa.
