Tarragona

Hippolytus, el liberto que educaba en Tarraco

Este pedagogo nacido en Grecia y que fue esclavo, ejerció de ‘magister’ en un Ludvs litterarivs, la escuela de aprendizaje

La representación se hizo en la Sala del Sarcòfag.Fotos: Marc Bosch

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En la antigua Roma, la escuela elemental (Ludvs litterarivs) sería como la primaria actual, en la que los niños de 7 a 12 años acudían a aprender del magister, normalmente un liberto griego. Este sería el caso de Lucivs Aemilivs Hippolytus, un hombre que con 20 años llegó a Tarraco después de haber sido esclavo y vendido como tal.

La historia de este hombre, que vivió hasta los 97 años, la representó este sábado el grupo Thaleia en la Sala del Sarcòfag del Pretori en catalán, y mañana domingo (12.30 h.) y el sábado 24 (18 h.) será en castellano.

La representación comienza con un Hippolytus (interpretado por Robert Rodríguez) de pedagogo y termina como educator. Su trabajo era educar a los hijos de su amo y enseñarles tanto latín como griego así como números (matemáticas). Su cometido era acompañar cada mañana a los niños a la escuela (lvdvs). Eran seis horas de clase, interrumpidas para ir a comer.

Y en el ‘aula’ los pequeños tenían su tableta de madera cubierta con cera fresca – rascaban con punzones que por un lado eran puntiagudos y por otro acababan en una espátula con la que se alisaba la cera y así quedaba lista para volver a escribir en ella– o un pergamino para hacer los borradores.

La representación de este sábado fue en catalán, y este domingo y el próximo sábado será en castellano

En la clase de números, contaban con la mano izquierda las decenas y con la derecha las centenas. Pero tanto los números como las letras, los niños romanos los aprendían con una cantinela. Pero, ¿ya se castigaba en aquella época?. La respuesta es «sí».

Había diferentes instrumentos para encarrilar a los pequeños a portarse bien. Uno de estos utensilios era la férula, el arma habitual con que el maestro respaldaba su autoridad. Con ella golpeaba las manos de los pequeños. El magister también disponía de un látigo de cuero .

Pero debido a sus conocimientos más allá de las letras, Hippolytus también se encargaba de llevar los números de la casa ya que el dueño tenía una amplia extensión de tierra en la región de Tarraco.

Con la muerte del dueño de la casa, Hippolytus se marchó y montó un aula en el patio de su casa –en aquella época normalmente se daba clase en las esquinas–. Pero la cosa no fue muy bien. En aquella época la consideración de los maestros era «deplorable» y algunos padres no pagaban por las clases de sus hijos.

Y después de cuatro años, Hippolytus regresa a la casa original, ahora a manos del hijo del antiguo dueño, donde vuelve a dar clase, incluso a los hijos de los esclavos.

Hippolytus, el liberto que educaba en Tarraco

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