La estación intermodal de Vila-seca es la apuesta estratégica para impulsar el aeropuerto de Reus y, a pesar de que en los últimos tiempos Tarragona se ha desmarcado de este proyecto, ayer recibió un espaldarazo que deja entrever que no hay marcha atrás para una inversión que viene bendecida tanto desde Madrid como de Barcelona.
Por la mañana, era el presidente de Aena, Maurici Lucena, quien, desde la Cambra de Comerç de Tarragona, apuntaba que esta terminal permitirá que las instalaciones aeroportuarias den «un salto cualitativo muy importante».
La conexión ferroviaria del aeropuerto es una asignatura pendiente de la que se habla desde hace más de veinte años y que ya debería ser una realidad, si no se hubiesen frenado las obras cuando ya se había iniciado el movimiento de tierras. Ayer, el director del aeropuerto de Reus, Juan Crespo, defendía que este proyecto es «importantísimo» para el aeropuerto, por lo que se espera que el debate territorial que se ha abierto no aparque de nuevo una inversión, que está pendiente de la aprobación del estudio informativo.
Pocas horas más tarde, era el secretario de Infraestructures de la Mobilitat, Manel Nadal, quien defendía que «el modelo aeroportuario de Catalunya necesita tener una conexión de alta velocidad entre los tres aeropuertos de interés general del Estado».
En el caso de Girona, el estudio informativo ya está aprobado, por lo que la obra va un paso por delante. En cuanto a la estación de Vila-seca, el Govern de la Generalitat pone en valor que esta se ubicará en un cruce estratégico, que también estará conectada con el tranvía.
La postura del Ayuntamiento de Tarragona respecto a la intermodal despertó un gran alboroto tanto en la Generalitat como en el Ministerio de Transportes. No obstante, la alternativa de Vila-seca cuenta con el apoyo del resto de alcaldes del núcleo central del Camp de Tarragona –a excepción de Salou, que quiere volver a la ubicación junto a la T-11–, por lo que ahora mismo todo apunta a que ya no hay marcha atrás.
El elemento de peso es el calendario. La alternativa de Vila-seca está encarrilada y se encuentra a la espera de que desde el ministerio se dé respuesta a las alegaciones, para poder aprobar el estudio informativo. El calendario previsto era que el año que viene pudieran iniciarse las obras, lo que garantizaría que en unos dos años la estación podría estar en funcionamiento.
Esto juega a favor de esta alternativa respecto al proyecto de la Horta Gran, que defiende el Ayuntamiento de Tarragona. En este caso, se parte de un estudio que ha hecho un equipo de ingenieros en el marco del proceso de debate del POUM, por lo que estamos hablando de unas reservas de suelo para dentro de unos treinta años.
¿Dos estaciones?
La administración catalana considera que la reivindicación que hace Tarragona, liderada por su alcalde, Rubén Viñuales, es «legítima», pero que «los calendarios son distintos». Por lo que, cada vez más, el mensaje es que ambos proyectos «no son incompatibles» y no se cierra la puerta a que en un futuro pueda haber dos estaciones intermodales en el territorio.
El Ministerio de Transportes tiene encima de la mesa la pelota, ya que tiene que responder las alegaciones del Ayuntamiento de Tarragona. La cuestión está en que se propone para que Tarragona no pierda nuevos servicios ferroviarios y que puedan apaciguarse las aguas, de forma que no parezca un portazo para el alcalde Viñuales. Este reiteraba esta semana que no quiere una segunda estación en medio de la nada, pero la opción de la Horta Gran no convence más allá de la Plaça de la Font.