El Reus Deportiu cayó en un agónico primer partido de semifinales ante el Liceo. Los rojinegros, que tuvieron la victoria en sus manos, vieron cómo los gallegos forzaban la prórroga a falta de 25 segundos para el final y cómo, en la tanda de penaltis, un solitario gol de César Carballeira lo decidía todo. Un primer duelo que demuestra el potencial de dos plantillas que reivindicaron que están listas para todo. Desean la OK Liga, y su semifinal apunta a ser memorable.
El partido navegó en su inicio a un ritmo altísimo, con ambos porteros coleccionando paradas para su álbum impecable. Martí Serra y Càndid Ballart son dos de los mejores guardametas de la OK Liga, eso no se discute. En ese contexto de resistencia defensiva apareció el trance de Martí Casas para romperlo todo. Cuando el de Mataró entra en trance, el rival tiembla. Cuando Martí Casas marca el primero, ya está pensando en el segundo. Cuando huele sangre, muerde. Y muerde. Y muerde.
Casas recibió una bola en el ecuador de la pista del Liceo, a falta de ocho minutos para el descanso. Salvat se la dio esperando que masticara la jugada, pero el killer rojinegro decidió soltar el látigo. Su disparo, cargado de tensión y violencia, fue como un misil directo a portería. Serra solo pudo contemplar la obra. El Reus festejaba el primero cuando Casas decidió marcar el segundo. Apenas dos minutos después, el de Mataró rescató otra de sus artes del catálogo. Tiró un caño de virguero y disparó; Serra lo frenó, pero en el rechace no tuvo compasión y batió de nuevo al meta gallego.
El Liceo entendió que aquel 0-2 le colocaba contra las cuerdas, aunque sin nada que perder. Por eso decidió ir con todo a por el Reus. No quería que su rival contemporizara, y los rojinegros comenzaron a perder demasiadas bolas, sin lograr posesiones largas. En una de esas pérdidas, Bruno Saavedra le inyectó épica al partido tras superar a Ballart, que ya se había vencido hacia el otro lado, y colocar el 1-2. Al descanso se llegó con ventaja del Reus, aunque con mejores sensaciones finales para el Liceo.
La segunda mitad arrancó con la décima falta del Liceo, que le dio al Reus la opción de poner el 1-3. Sin embargo, Serra detuvo a Casas y Cervera le dio todo el sentido del mundo a esa parada con un latigazo lejano para empatar (2-2). Le duró poco la alegría al Liceo, ya que Jansà marcó el 2-3 en la acción inmediata. Lo probó desde lejos, con más fe que opciones reales, pero su disparo batió a Serra.
El Reus olía la gloria, pero Cervera no estaba por la labor. El crack del Liceo apareció, tiró de pizarra para encontrar un espacio y se sacó un disparo con el que batió a Ballart a falta de once minutos para el final.
Estaba siendo un ejercicio épico entre dos planteles que quemaron todas sus naves. Se dieron cera hasta la extenuación y se plantaron en la prórroga tras un último minuto de pura locura, en el que Marc Julià puso el 3-4 y Tato Ferruccio empató a 25 segundos del final. El partido se fue a la prórroga, y en ella ambos equipos decidieron contemporizar y bajar el ritmo de un duelo que ya apuntaba a los penaltis. Tras las dos mitades extras, así fue.
En una tanda de penaltis eterna, el Liceo reinó con Martí Serra y César Carballeira como protagonistas. El primero lo paró todo, y el segundo marcó tras 18 fallos, siendo el único capaz de anotar una pena máxima que lo decantó todo. Oruste falló el penalti que podía haber igualado. El segundo duelo será este domingo a las 12.30 horas. La guerra solo acaba de empezar.