A pocas horas de haberse iniciado la primera sesión del cónclave para elegir al próximo Papa, las casas de apuestas han comenzado a perfilar a los principales candidatos a Sumo Pontífice. El italiano Pietro Parolin, actual secretario de Estado del Vaticano, lidera las quinielas con cuotas promedio de 3,30 euros por apuesta. Le siguen el filipino Luis Antonio Tagle, con una media de 3,77, y el arzobispo de Bolonia, Matteo Zuppi, con cuotas que rondan los 6,70.
Los tres son considerados cercanos a la línea reformista de Francisco. Parolin, diplomático de carrera y continuista del estilo bergogliano, ha sido criticado por sectores conservadores, aunque cuenta con un sólido respaldo dentro del Vaticano. Tagle, conocido por su perfil afable y conexión con los fieles más jóvenes, también ha enfrentado campañas en su contra, como la viralización de un vídeo en el que canta “Imagine” de John Lennon. Zuppi, por su parte, destaca por su compromiso social y defensa de los migrantes, así como por su participación en procesos de paz internacionales.
Entre los conservadores, sobresale el ghanés Peter Turkson, con una media de 8,30, considerado posible primer Papa africano. También figuran Pierbattista Pizzaballa, patriarca latino de Jerusalén, con una media de 7,10, y Péter Erdö, arzobispo de Budapest, con cuotas cercanas a 11. Robert Sarah, guineano y símbolo del ala tradicionalista, aparece más rezagado, con apuestas que superan los 13 euros.
La historia de las apuestas papales
Aunque pueda parecer un fenómeno moderno, las apuestas sobre quién será el próximo Papa tienen una larga tradición en Europa, especialmente en el Reino Unido. Ya en el siglo XIX, casas de apuestas británicas ofrecían cuotas para adivinar el sucesor de Pío IX, y desde entonces cada cónclave ha sido una oportunidad para combinar religión, política y juego. Lo que antes circulaba en círculos reducidos —cafés, clubes y pasillos del poder—, hoy se convierte en pronóstico público gracias a plataformas como Paddy Power o William Hill, que convierten cada nombre cardenalicio en una variable más de mercado.
Estas quinielas no solo sirven como entretenimiento o especulación; en ocasiones han reflejado con sorprendente precisión el clima vaticano. En 2005, Joseph Ratzinger era el favorito antes del cónclave y acabó siendo elegido como Benedicto XVI. Lo mismo ocurrió en 2013, cuando el argentino Jorge Mario Bergoglio, aunque no encabezaba las apuestas, sí figuraba entre los diez primeros, un indicio de que algunos apostadores manejaban información o intuiciones bien fundadas. Con el actual pontífice debilitado por la edad y la salud, las casas de apuestas vuelven a activar su maquinaria, reflejando no solo probabilidades estadísticas, sino también las tensiones ideológicas dentro de la Iglesia.