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Joaquín Sabina, la última carta de amor

El poeta de la voz rota pone fin a su carrera con 76 años y una gira por América y Europa que agota entradas

20 mayo 2025 14:09 | Actualizado a 22 mayo 2025 07:00
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«¡Por fin en Madrid!, porque Madrid no es la ciudad donde nací,. pero sí donde elegí vivir», exclamó Joaquín Sabina (Úbeda, 1949) ante 12.000 almas. En la capital hace parada obligatoria en su gira de despedida, la del adiós definitivo a la vida de carretera y de los excesos, al pulmón creativo que varias décadas le ha permitido escribir himnos engalanados en multitud de versos. El poeta de la voz rota se baja del escenario a los 76 años y sus fans pretenden despedirle con la emoción a flor de piel.

El artista hace tiempo que cumplió todos sus objetivos, incluso la mayoría de sus sueños. Si a eso se suma su mala salud de hierro y sustos como la aparatosa caída que sufrió en el Movistar Arena en 2020, poco antes de una pandemia que encima lo enclaustró, se entiende el proceso que lo llevó a considerar el final de su carrera en directo con esta gira, Hola y adiós.

$!Joaquín Sabina, la última carta de amor

El cierre está cada vez más cerca y, tras dejarse agasajar al otro lado del Atlántico, especialmente en Buenos Aires, donde ofreció diez conciertos ante unas 100.000 personas, comenzó el pasado 1 de mayo un periplo por España que promete alcanzar el sentimiento apoteósico, pues despachó más de 200.000 entradas en menos de 2 horas. El primer bolo en Madrid ya provocó lágrimas y eso que, ante este tipo de despedidas, se recomienda salir bien llorado de casa. Uno de los méritos de Sabina se relaciona con lo sentimental. Por mucho que sus adeptos quieran, siempre hay espacio para la lágrima y no fácil.

A poco más de 4 kilómetros de su casa, ante un público que según dice siempre lo acongoja, el rebautizado Palacio de los Deportes de Madrid acogerá ocho conciertos de la gira entre el de este pasado lunes y el que tendrá lugar el próximo 30 de noviembre, el último y definitivo a priori.

Ahí, entre algunas calles decadentes y la influencia de sus cercanos, han nacido multitud de canciones de Sabina. En Madrid se va a quedar para el retiro, aunque muchos se preguntan qué va a hacer sin la adrenalina de un escenario.

El repertorio

El repertorio elegido para esta despedida no solo se ha diseñado como un homenaje a su carrera, sino también como una carta de amor al público. Sabina le debe mucho a su gente, la fidelidad se considera imprescindible en las relaciones humanas. El jienense la ha sentido como nadie.

$!Joaquín Sabina, la última carta de amor

El setlist de la gira Hola y adiós refleja una cuidada selección de clásicos que han acompañado a Sabina durante décadas. Destacan Lágrimas de mármol, Lo niego todo o Contigo. Fiel a su estilo, el de Úbeda no dramatiza su retirada. En el escenario, bromea con el paso del tiempo, agradece con humildad y canta con la voz cascada pero intacta en compromiso. «No me voy, me despido cantando» ha dicho en más de una ocasión durante esta gira. El tour más dedicado a la gente que ha realizado nunca. Una declaración de agradecimiento.

Joaquín Sabina se marcha como ha vivido: entre versos afilados y de piel y melodías inacabables que han soportado en consumo del tiempo con dignidad. Hasta el punto que se van a cantar incluso cuando los focos se apaguen y el cantautor conviva con el anonimato. De legado quedarán las canciones.

$!Joaquín Sabina, la última carta de amor

«Y la vida siguió, como siguen las cosas que no tienen mucha sentido», canta estos días a gente que no quiere marcharse. Madrid, uno de sus refugios preferidos, pero también las ciudades más emblemáticas del país, van a disfrutar de ese testamento que ha creado en forma de concierto. Bajo el sombrero característico que siempre le acompaña, Joaquín Sabina ya no tiene nada que ocultar. Ha vivido el tránsito artístico entre el éxito y los sustos que provocan los excesos. La vida canalla.

Joaquín Sabina lo deja con diecisiete discos de estudio y siete en directo publicados. En 2001 sufrió un leve infarto cerebral que puso su existencia en peligro, pero lo superó unas pocas semanas más tarde sin sufrir secuelas físicas, aunque inmerso en una importante depresión, lo que le llevó a abandonar los escenarios un tiempo.

Esta vez, la retirada parece definitiva, sin contratiempos graves de salud, con una carrera impoluta y el cariño eterno de su público.

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