‘Destino final. Lazos de sangre’, una serie de catastróficas desdichas

Hace exactamente 25 años llegó a la gran pantalla una pequeña película que, sin esperar nada especial, logró darle un giro de tuerca al cine de terror teniendo a la muerte como omnipresente protagonista: sin llegar siquiera a estar en los títulos de crédito. Aquel Destino final, el que nos espera a todos de una u otra forma, arrancaba con una premonición, la de un joven estudiante que tenía una visión al subirse al avión en el que se disponía a ir a París con sus compañeros.

Tan imaginativo relato, que no contaba con un asesino tradicional ni con un entre extracorpóreo sobrenatural, le daba voz directamente a la muerte como creadora de un plan para fulminar paulatinamente a todo un grupo de amigos o a una familia.

La idea funcionó tan bien que la saga dio para nuevas entregas -hasta un total de cinco- en las que David R. Ellis, Steven Quale y James Wong (no confundir con James Wan, creador de sagas del género como Insidious, Expediente Warren, Saw o Maligno) se fueron repartiendo su dirección. El hecho es que de la original de aquella primera entrega se pasó a la quinta en una montaña rusa -atracción asesina en la tercera película- de emociones y de calidad final de cada producción. Hace 14 años se estrenó la última de las cinco partes de que se compone hasta ahora la franquicia y los productores creen que ha llegado el momento de rescatar el malvado plan concebido por la parca.

La sexta entrega de la saga da un salto más allá y no se queda solo en la actualidad -la presente generación-, sino que prepara todo un árbol genealógico entero para ofrecer una auténtica masacre, incluyendo un arranque tan brutal que ni los fans de la saga se pueden imaginar gracias a su singular coreografía.

La sangre en Destino final: Lazos de sangre corre, no a borbotones, sino a cubos. Por eso hay que tomarse el filme con un sentido del humor muy negro. Es un auténtico ‘recital’ de muertes a cada cual más retorcida y en la que la protagonista es Stefanie, una joven estudiante universitaria, que se ve acosada por una aterradora pesadilla recurrente, volviendo a casa a su hogar para buscar a la única persona que podría detener la terrible amenaza que acecha a su familia. Mientras lucha por comprender el misterio detrás de sus sueños y la oscura conexión con su destino, Stefanie debe enfrentar sus miedos más profundos y descubrir cómo romper el ciclo de muerte que se cierne sobre ellos. Una carrera contra el tiempo llena de terror y secretos familiares.

Arranca el terror veraniego

Con Destino final: Lazos de sangre, arranca la temporada veraniega del cine de terror, que incluirá próximamente otros títulos como The Ritual, 28 años después, M3GAN 2.0, Sé lo que hicisteis el último verano, Dangerous Animals o Expediente Warren: El último rito.

Este aperitivo ‘teenager’ de temporada es ingenioso y visualmente impactante. Perfecto para los fans de la franquicia, que disfrutarán de numerosos guiños sutiles a las entradas anteriores y de pistas musicales colocadas con descaro. Eso, sí. Hay que tener un estómago fuerte y un corazón a prueba de bombas en la despedida de Tony Todd (que da vida a William Bludworth a lo largo de cuatro de los filmes de la saga y puede ser visto como la personificación de la propia muerte). Todd falleció poco después del rodaje tras una larga enfermedad.

Otros estrenos‘Estocolmo 1520. El rey tirano’

En 1520, el rey danés Cristián II, está decidido a arrebatar la corona sueca a Sten Sture, cueste lo que cueste. Entre tanto, las hermanas Freja y Anne prometen solemnemente vengarse de los hombres que asesinaron a su familia.

‘Bonhoeffer, el espía’

Narra la historia de Dietrich Bonhoeffer, un hombre cuya fe y principios lo llevaron a convertirse en un espía y participar en un complot para asesinar a Hitler. Comprometido con la resistencia y en contra de su propio pueblo, su valentía trascendió más allá de su tiempo, dejando un legado de resistencia contra la opresión.

‘Anzu, gato fantasma’

En medio de un fuerte aguacero, un monje encuentra a un gatito al que bautiza como Anzu y cría con esmero. Sin embargo, 30 años después, el gatito no solo no ha muerto, sino que se ha convertido en un ‘gato fantasma’ que habla y vive como un ser humano. A sus 37 años, viaja en ciclomotor y trabaja como masajista.