Cambrils reclama voz propia dentro del Área Metropolitana del Camp de Tarragona. Una vez reposada la polémica por la ubicación de la estación intermodal y la salida de Vila-seca del grupo impulsor, el alcalde, Oliver Klein, pide unidad a sus homólogos para no dejar perder un proyecto que «nos da competitividad como territorio».
¿Cómo ha vivido la crisis de las últimas semanas?
Yo me autoimpuse no complicarlo más y quedar un poco en segundo plano, sin posicionarme. Lo que sí digo es que Cambrils dará a conocer su voz, que es la voz de la Costa Daurada central y de la tercera ciudad en población del Camp. Tenemos un gran peso en habitantes, pero también en población estacional y eso nos hace tener una visión diferente y alternativa a las de Tarragona y Reus.
Le he escuchado pedir unidad al resto de alcaldes.
No podemos perder ni un segundo en debates que nos puedan llevar a retrasar el proyecto. El punto de partida estaba definido y hay que empezar a andar ya. Todos los debates y discusiones hay que hacerlos a puerta cerrada y, cuando haya consensos, anunciarlos. Hay que opinar de todos los temas, pero evitando el partidismo o defender solo una ciudad o un concepto.
¿Qué mensaje llevará a este grupo impulsor?
Cambrils aportará una perspectiva que no solo va de quién es más capital o de si una estación va en un lugar o en otro. Hay que tener en cuenta todo el territorio para ser competitivos. Mucho de este territorio está encarado al mar, es litoral, mediterráneo, turístico. Pero también tenemos una comarca con interior y con un sector agrícola importante. Si queremos ser fuertes, tienen que mejorar las comunicaciones y la movilidad entre las ciudades.
En esta construcción del Área Metropolitana, ¿cuál es la principal demanda de su ciudad?
Las infraestructuras serán importantes y el aeropuerto es crucial para crecer como destino turístico. También nos hace falta inversión industrial.
En un ámbito más reducido, pero Cambrils ya tiene experiencia en mancomunar servicios con sus municipios vecinos.
En la Costa Daurada central, con Salou y Vila-seca, somos un territorio continuo y las políticas de compartir servicios siempre han funcionado. También hacia el interior tenemos muchas dinámicas delegadas en el Consell Comarcal. Todo eso tiene que servir de ejemplo e ir más allá en temas como el transporte y el TramCamp.
¿Es optimista con el futuro de este área metropolitana?
Esto no va de partidos políticos, no va de que un municipio se quede mejor que el otro, sino del convencimiento de que entre todos mancomunemos servicios y seamos complementarios. Esta visión más amplia es la que hace fuerte al Camp de Tarragona y la base para todas las áreas metropolitanas de Europa y del mundo.
¿La ciudadanía cree en este proyecto de territorio?
Lo que tenemos que trasladar es que no habrá más administraciones. Al revés, la vocación es tener más agilidad administrativa, ser más eficientes. La gente se desplaza mucho por este territorio y le interesa no solo el lugar donde duerme, sino allí donde se desplaza, ya sea a trabajar, a ver a la familia o a pasar el fin de semana. Un gran invento en su día fue la aplicación de zona azul que compartimos y ahora toca reconocer otras oportunidades para compartir.