Si el predecesor de León XIV escogió a San Francisco como santo para iniciar su pontificado, el nuevo pontífice, pese a no escoger el nombre de Agustín, ha hecho lo propio con el obispo de Hipona.
Miembro de la orden de los agustinos, Robert Prevost ha escogido unas palabras de San Agustín para describir su unión con el pueblo de Roma en concreto, en tanto que obispo de la ciudad, pero también con todos los católicos del mundo: “Soy un hijo de San Agustín, un agustiniano. Soy cristiano y, para ustedes, obispo”, ha dicho.
Paralelamente, su lema episcopal como obispo de Chiclayo, en el Perú, era una frase de San Agustín: “In Illo uno unum”, una abreviación en latín de un sermón del santo que se puede traducir como “aun siendo muchos, en el único Cristo, todos somos uno.” Un mensaje sobre la unidad de la Iglesia, en la diversidad, que parece que será una marca de su pontificado.
«Escogí este lema porque encuentro gran importancia en la misión del obispo de promover auténtica unidad entre todos los fieles, todos los grupos, y que esta unidad puede lograrse solo cuando vivimos la verdadera comunión en Cristo», dijo Prevost en una entrevista.
El Doctor de la Gracia
San Agustín de Hipona (354–430 d.C.) fue un influyente teólogo, filósofo y obispo cristiano nacido en Tagaste (actual Argelia). Es considerado uno de los Padres de la Iglesia latina y una figura clave en el desarrollo del cristianismo occidental. Se le ha apodado el «Doctor de la Gracia».
Inicialmente llevó una vida mundana y abrazó el maniqueísmo antes de convertirse al cristianismo influido por su madre, Santa Mónica, y por San Ambrosio. Fue nombrado obispo de Hipona en 395, cargo que ocupó hasta su muerte.
Entre sus obras más destacadas se encuentran Confesiones, una autobiografía espiritual, y La ciudad de Dios, donde desarrolla una filosofía de la historia basada en la oposición entre la ciudad terrenal y la celestial. Su pensamiento sobre la gracia, el pecado original y la predestinación influyó profundamente en la teología cristiana, tanto católica como protestante.
Los agustinos
Aunque no fueron fundados por San Agustín, la orden de los agustinos son miembros de varias órdenes religiosas que siguen la regla y espiritualidad de San Agustín de Hipona. La más conocida es la Orden de San Agustín (O.S.A.), fundada oficialmente en el siglo XIII bajo la autoridad del Papa Inocencio IV y posteriormente reorganizada por el Papa Alejandro IV en 1256. Inspirados por el pensamiento agustiniano, los agustinos buscan vivir en comunidad, con un fuerte énfasis en la vida interior, la caridad fraterna y la búsqueda de Dios a través del estudio, la oración y el servicio pastoral.
A lo largo de la historia, los agustinos han tenido un papel destacado en la educación, la filosofía, la teología y la evangelización, especialmente en Europa y América Latina. Fundaron colegios, universidades y misiones, y entre sus miembros han surgido importantes teólogos, santos y misioneros. Su lema, «Una sola alma y un solo corazón dirigidos hacia Dios», refleja su ideal comunitario y espiritual. Hoy en día, la familia agustiniana incluye también ramas como las agustinas recoletas y las agustinas misioneras, presentes en diversos países del mundo.