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‘Eppur si muove’, el Papa matemático como Galileo

Un Papa americano, lo nunca visto, el estupor en la plaza de San Pedro, pero si se me permite un Papa agustiniano y matemático, un Papa que se reivindica peruano. Un Papa universal.

Foto: EFE

Natàlia Rodríguez
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La primera pregunta que circula por la redacción tras conocer su nombre es: «¿este es pro o anti Trump?». Consultas en los teléfonos móviles porque nadie se aparta de las pantallas de la televisión y, de repente, el grito: «¡Anti, anti, anti!». Un suspiro de alivio y luego la alegría y una botella de cava. Porque, creyentes o no, católicos o no, budistas, agnósticos, ateos, mahometanos o lo que prefieran, la elección del Papa afecta al mundo. A todo el mundo. Es de los pocos hechos que son genuinamente universales.

Solo Roma es capaz de hacer algo así. Roma caput mundis, Roma capital del mundo. Por unas horas, por unos días, este planeta tan tecnológico se ha concentrado en una chimenea algo vetusta y oxidada y en una familia de gaviotas. Solo Roma es capaz de algo así. Universalidad en estado puro. Comunión. Algo que une, porque necesitados estamos de estos momentos. León XIV, otro Papa no europeo, de ese continente llamado América, un Papa americano que es peruano. Europa ya no es el centro. Roma, sí, pero no Europa. Y la Iglesia lo ha entendido antes que los propios políticos y se ha ido a buscar a Chicago un hombre relativamente joven para poder hablarle al mundo desde un balcón, bajo la atenta mirada de las gaviotas romanas.

El diario italiano La Repubblica lo llamó antes del cónclave «el menos estadounidense de los estadounidenses» por la moderación de sus palabras. La idea de un papa norteamericano estuvo por siglos descartada en Roma, ya fuera por la distancia –estaban tan lejos que normalmente llegaban tarde a los cónclaves– o por decisiones geopolíticas. Según el sitio especializado Crux, tener un pontífice de la primera potencia mundial hacía temer además que la CIA pudiera meter sus manos en la Iglesia.

Arzobispo emérito de Chiclayo, a unos 750 km al norte de Lima, Prevost dejó Perú para sumarse al gobierno vaticano, donde dirigió el importante Dicasterio para los Obispos, que tiene la importante función de aconsejar al Papa sobre los nombramientos de los jerarcas de la Iglesia.

Tras la muerte de Francisco, Prevost dijo que aún quedaba «mucho por hacer» en la transformación de la Iglesia. «No podemos parar, no podemos retroceder. Tenemos que ver cómo el Espíritu Santo quiere que la Iglesia sea hoy y mañana, porque el mundo de hoy, en el que vive la Iglesia, no es el mismo que el mundo de hace 10 o 20 años», dijo el mes pasado a Vatican News. «El mensaje siempre es el mismo: proclamar a Jesucristo, proclamar el Evangelio, pero la manera de llegar a las personas de hoy, los jóvenes, los pobres, los políticos, es diferente», añadió el prelado.

Fue uno de los cardenales más cercanos a Francisco, cuyo pontificado generó resistencias dentro de los sectores más conservadores. Pero al mismo tiempo, su sólida formación en Derecho Canónico tranquiliza en estos círculos que buscan un enfoque más centrado en la teología. Un Papa continuador de Francisco, pero con personalidad propia. No renuncia a las vestimentas propias del Sumo Pontifice que tanto recuerdan a las de los faraones egipcios (otro día para la simbología), pero no es un asceta franciscano, es un matemático, un intelectual, un párroco. Una bomba.

Donald J Trump, Vladimir Putin, y compañía van a tener delante a un contrincante de altura. No en vano su antencesor San León I, el Magno (Papa del 440 al 461) es famoso por haber convencido a Atila el Huno de no invadir Roma.

San Agustín

Todos lo que tenemos algún tipo de formación católica conocemos la anécdota: Agustín de Hipona se encontraba paseando a la orilla del mar meditando sobre el misterio de la Trinidad cuando vio a un niño llenando un hoyo en la arena con el agua del mar. San Agustín le preguntó porqué lo hacía, a lo que el niño respondió que intentaba vaciar todo el agua del mar en el agujero. Agustín le respondió que la tarea era imposible, a lo que el niño respondió: es más fácil llenar de agua este agujero que desentrañar el misterio que da vueltas en tu cabeza... Leon XIV lo ha reivindicado desde el primer discurso: «soy agustiniano», es decir su referencia es uno de los grandes filósofos (platonianos) de la Historia. Uno de los grandes padres de la Iglesia, un hombre casado este San Agustín. Con sus Confesiones lleva siglos provocando la reflexión intelectual sobre Dios.

León, el nombre

La elección del nombre no es nunca banal, en el caso del Papa es fundamental. Richard Francis Prevost, ha elegido un clásico entre los clásicos: León.

El último en llevar este nombre no es un Papa cualquiera. León XIII: conocido por su encíclica Rerum Novarum, sentó las bases de la doctrina social de la Iglesia. El nombre viene del latín «Leo», que significa literalmente «león», el animal. Sin embargo, que un nuevo Papa escoja el nombre «León», puede interpretarse como un guiño al liderazgo firme, al papado fuerte en tiempos de crisis o a una voluntad de proteger los valores tradicionales mientras navega desafíos contemporáneos. O sencillamente ha pensando que un nombre corto funcionaría mejor en las redes sociales.

Galileo Galilei

Todo son interpretaciones en este momento. ¿Cómo reaccionará ante una Iglesia dividida? ¿El papel de la mujer? Todo son incógnitas. Pero nos quedamos con dos cosas: su emoción (apenas pudo contener las lágrimas ante una Plaza de San Pedro llena a rebosar que lo aclamaban) y su condición de matemático.

La relación de la Iglesia con las matemáticas es intensa, intrínseca, las matemáticas son el lenguaje de la Creación, dicen los científicos, y sólo ellas, las matemáticas, son perfectas, como Dios. Un Papa matemático es algo inaudito.

¿Qué pensaría Galileo Galilei? ¿Qué pensaría el hombre al que la Iglesa hizo abjurar de sus teorías? ¿Qué diría Galileo de un colega que llega a ponerse las sandalias del Pescador? Todo son especulaciones, todo son esperanzas también, porque de eso se trata, de volver a creer que la paz (ese fue su primer mensaje) es posible y que algo que se mueve en la Iglesia.

Eppur si muove.

foto: vatican news

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